lunes, 9 de mayo de 2016

26-J en CyL: Otra vez habas contadas

 Aunque cunde la impresión de que los resultados del 26 de junio no van diferir sustancialmente de los del 20 diciembre, lo cierto es que durante los meses transcurridos se han registrado en el tablero político movimientos del suficiente calado como para que muchos electores pudieran plantearse un cambio de voto. 


Cospedal, Herrera y Rajoy
Repite el mismo cuarteto candidato a la presidencia del Gobierno, los Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera, básicamente con los mismos programas y las mismas listas electorales, pero, salvo el dontancredismo del líder del PP, que desde el minuto uno no se movió de su posición, PSOE, Podemos y Ciudadanos se han implicado, con todos los tacticismos y postureos que se quieran, en unas negociaciones que han modificado el perfil previo con el que concurrieron al 20-D.

 Lejos queda esa dicotomía entre “lo nuevo” y “lo viejo”, el bipartidismo versus partidos emergentes, que dominó en buena parte las elecciones de diciembre. En ellas Ciudadanos y Podemos coincidían en rechazar el eje derecha-izquierda, apelaban a la regeneración democrática y el partido de Iglesias renegaba de cualquier etiqueta ideológica  en aras de una transversalidad consistente en que “los de abajo”  dejaran de estar sometidos  a “los de arriba”. Todo ese planteamiento ha saltado por los aires y vuelve a estar más vigente que nunca el eje izquierda-derecha, máxime después de la inminente coalición entre Podemos e IU-Unidad Popular. La frontera entre la nueva y la vieja política se ha difuminado y parece evidente que no ha sido porque se haya impuesto la primera.

 Si la abultada mochila de Rajoy ya era conocida -y por si no fuera poco ha cargado entretanto con el aforamiento de Rita Barberá y algún que otro nuevo episodio de corrupción-, la de Sánchez ha ganado su peso y las de Iglesias y Rivera han dejado de estar vacías. 

Sánchez sigue sin explicar por qué se echó en brazos de Albert Rivera en un pacto condenado al fracaso que resultaba excluyente para Podemos, objeto desde el primer momento de una de las “líneas rojas” de Ciudadanos. La única explicación plausible es que buscara la abstención de Podemos y sus confluencias, objeto asimismo de otra “línea roja” por parte de la vieja guardia del PSOE, Susana Díaz y los barones que la secundan. Y con ese giro hacia el centro ahora tendrá que hacer frente a la amenaza de “sorpasso” que supone la alianza Podemos-IU.

Albert Rivera y Pedro Sánchez
 Rivera también ha perdido la virginidad de quien era partidario de dejar gobernar a la fuerza mas votada, de no entrar en ningún caso a formar parte de gobierno alguno y de negociar sin “líneas rojas” como la que después ha colocado a su antiguo compañero de cañas en el programa de Jordi EvoleCuando antes Sánchez presentaba a C’s como las “Nuevas Generaciones el PP”, ahora el PP le ha puesto la etiqueta de ser el aliado preferente del PSOE.

Por su parte, Pablo Iglesias y su incontenible arrogancia han extendido la imagen de que Podemos jugaba desde el principio a la repetición de elecciones, cuando lo cierto es que la “línea roja” explicita de Ciudadanos y la implícita de Susana Díaz hacían inviable el “pacto a la valenciana” auspiciado por el partido de los círculos. Y ahora, tras el desgaste sufrido a nivel interno -brecha abierta con Errejón- y externo -caída en las encuestas- el líder de Podemos hace de la necesidad virtud y pacta con IU, esos a los que hace seis meses consideraba unos “cenizos” anclados en su 5 por ciento y en sus banderas rojas.

 Posibilidad de “sorpasso” en Burgos.- Resulta prematuro proyectar al ámbito nacional los posibles efectos electorales de esa coalición, pero por de pronto en Castilla y León podría resultar decisiva para consolidar los tres escaños del Congreso obtenidos por Podemos en las elecciones de diciembre. En Valladolid, que elige 5 diputados, la candidatura encabezada por Juan Manuel del Olmo, cuarta lista más votada (49.880 votos) se adjudicó el quinto escaño en pugna con el PP, que se quedó a 9.525 de sumar su tercer diputado. Los 17.849 votos conseguidos por IU-UP resultarían decisivos para conjurar el riesgo de que el PP se hiciera en junio con ese escaño, al igual que para rebasar a Ciudadanos, cuyos 56.060 votos le proporcionaron un diputado.

Pablo Iglesías y Alberto Garzón
 En León, que por pérdida de censo se queda en junio sin uno de los cinco diputados que hasta ahora tenía en el Congreso, el escaño de Podemos  no corre peligro, ya que fue la tercera fuerza política (50.968 votos) por delante de Ciudadanos (35.671), que es el partido que con toda seguridad se quedará sin el diputado obtenido en diciembre.

La situación más interesante se produciría en Burgos, donde Podemos no solo consolidaría el escaño de diputado obtenido por Miguel Vila (36.612 votos) frente a la amenaza de verse superado por Ciudadanos (33.373), sino que, si sumara los 10.099 votos cosechados en diciembre por IU-PP,  podría superar al PSOE (44.488). Este eventual “sorpasso” burgalés no tendría consecuencias en el reparto de escaños en el Congreso, pero puede que sí en el Senado, donde el candidato mas votado de la coalición Podemos-IU podría rebasar al número uno de la terna socialista, Ander Gíl. Visto lo cual lo normal sería que IU exija a Podemos el primer puesto de la lista a la Cámara Alta.

Este posible cambio del cuarto senador por Burgos (los tres primeros por descontado volverán a ser del PP en las nueve provincias) y el diputado que pierde Ciudadanos en León serían a priori las dos únicas novedades del 26 de junio en Castilla y León, donde, conocida la correlación de fuerzas salida del 20-D, los resultados los nuevos comicios vuelven a ser habas contadas. El PP reeditaría los 17 diputados obtenidos en diciembre -eso sí, ya sin el repudiado Gómez de la Serna-, el PSOE mantendría sus 9, uno por provincia, Podemos mantendría sus 3 y Ciudadanos se quedaría con 2, los que tiene por Valladolid y Salamanca. La compartimentación de los escaños en circunscripciones provinciales no da margen para más. La gran batalla se centrará en otras provincias y comunidades.