miércoles, 21 de noviembre de 2012

El expolio de las Cajas (I): Un maestro de primaria y un doctor en Filosofía


 Su condición profesional de “maestro de primaria” ha invocado el ex presidente de Caja Ávila y titular de la Diputación abulense, Agustín González, llamado a declarar por la Audiencia Nacional dentro del “caso Bankia”, en el que está imputado, junto a Rodrigo Rato y otros 31 consejeros del mismo grupo bancario, por presuntos delitos de estafa, falsificación de cuentas, maquinación para alterar el precio de las cosas, administración desleal y apropiación indebida. Casi nada.


Agustín González, ante la Audiencia
 Y es cierto. Agustín González ha sido maestro de primaria, pero también muchas otras cosas. Hasta 13 cargos le contabilizó en 2011 Ignacio Escolar en el diario “Público”. De ellos hay que descontar ya la presidencia de la caja abulense y el consejo de administración del BFA, el banco matriz de Bankia.
En su calidad de consejero del BFA, el maestro González percibió en 2011 entre pitos y flautas 214.524 euros que, sumados a las dietas percibidas de Caja Ávila, hacen un total (clic-clic-caja) de 224.094 euros. A ello añadió su retribución como presidente de la Diputación, totalizando el pasado año en números redondos alrededor de 300.000 euros. No sé si todos los maestros de primaria, ahora profesores de EGB, alcanzan ese nivel salarial.

EL PODEROSO CLAN ABULENSE.-Políticamente, Agustín González no más que un cualificado peón del poderoso clan del PP abulense, cuyo núcleo duro lo forman Antolín Sanz (senador y presidente provincial del partido), Sebastián González (diputado del Congreso y ex presidente de la Diputación y de la Caja), Miguel Ángel García Nieto (alcalde de la capital y presidente de la FRMP) y, por encima de todos, el ex ministro Ángel Acebes, imputado en el mismo caso como ex consejero igualmente del BFA). Huelga decir que la adhesión de Caja Ávila a Bankia no fue ninguna aventura personal de González, sino una decisión compartida por dicho clan a instancias de Acebes, que, antes de la llegada de Rato, ya era consejero de "Cibeles", la antigua corporación financiera de Caja Madrid.

 Atilano Soto tiene otro porte intelectual. Es doctor en Filosofía y ello se ha dejado notar a veces en su dilatada vida pública. Recuerdo que en un congreso regional del PP se refirió a la entonces ministra Loyola de Palacio como una figura “a la vez flamante e incombustible” (sic). Quedaba claro que para Atilano no hay imposible metafísico.
Desde que en tiempos de UCD ocupara la delegación del Ministerio de Educación en Segovia, ha permanecido casi 30 años ininterrumpidos ocupando cargos públicos. Que yo recuerde ha sido concejal, procurador secretario de la Mesa de las Cortes, director general de la Junta, presidente de la Diputación de Segovia (1991-2003), de la FRMP y durante casi 15 años (1997-2012) de Caja Segovia.


Atilano Soto. Detrás, Manuel Escribano
Al igual que a su compañero abulense de viaje, Rato le agradeció los servicios prestados designándolo consejero de Bankia. Como tal fue remunerado el pasado año con 128.450 euros, que, sumados a las dietas cobradas de Caja Segovia, totalizaron (clic-clic-caja) 142.310 euros.
Pero no podía ser que un doctor en Filosofía ganara menos que un maestro de primaria. Y a dicha cantidad han de añadirse los 115.000 percibidos de “Segovia 21”, una polémica sociedad pública constituida en su día por la Diputación, la Caja y la Cámara de Comercio de Segovia, de la que Soto sido consejero-delegado hasta septiembre pasado. Con dicha retribución ya tenemos más o menos equiparados al doctor y al maestro.

 Ni que decir tiene que tampoco Soto condujo por su cuenta a Caja Segovia hacia el abismo de Bankia. Lo hizo con el beneplácito del PP provincial, en cuyo seno se quedaron solos en la defensa de la postura de la Junta -en ese momento favorable a que las cajas de Segovia y Ávila entraran, como Caja Burgos, en Banca Cívica- la consejera Silvia Clemente y el procurador Juan José Sanz Vitorio. Este último, entonces miembro del consejo de Administración de la caja segoviana, dimitió antes de que se consumara el desastre de Bankia.

CRUDO HORIZONTE PENAL.- Judicialmente, el doctor lo tiene mas crudo que el maestro, ya que a la querella de Bankia se unen las diligencias que instruye, asimismo tras denuncia de UPyD, un juzgado segoviano. De momento no hay nadie imputado, pero la investigación de los hechos denunciados va a obligar a Soto a dar muchas explicaciones. Y no solo por los 32 millones de euros que suman las indemnizaciones asignadas a antiguos directivos de Caja Segovia, especialmente la de 14 millones (5,6 hasta que cumpla los 65 años y otros 9,5 después) que se aseguró el que fuera director general, Manuel Escribano, antes de prejubilarse.

Torréon de Lozoya, obra social de Caja Segovia
Ocurre que el actual Consejo de Administración, constituido el pasado mes de julio, se ha encontrado con que el emblemático Torreón de Lozoya y otros importantes inmuebles reservados a la futura fundación encargada de mantener la obra social, se encuentran hipotecados. Para mayor inri, dicha hipoteca es el aval con el que la propia Bankia concedió un préstamo de 6,8 millones de euros destinado a saldar una deuda tributaria contraída por la participación de Caja Segovia en una oscura y ruinosa operación inmobiliaria realizada en Gijón.

El embrollo es tan monumental como el citado Torreón, ya que anteriores consejeros, entre ellos el alcalde Pedro Arahuetes, aseguran que dicha hipoteca en ningún momento fue autorizada por el Consejo de Administración. Y lo mismo ha asegurado en declaraciones públicas el presidente provincial del PP, Francisco Vázquez. ¿Cómo es posible que dicho patrimonio haya sido hipotecado sin autorización ni conocimiento del Consejo de Administración?
Todo un misterio que no puede tardar en esclarecerse.

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