jueves, 7 de marzo de 2013

El aislamiento de Juan Vicente Herrera


Después de ocho años contribuyendo con denuedo al desgate de Zapatero“es el peor presidente que ha tenido la democracia española", repitió en más de una ocasión- ni en pesadillas podía imaginar Juan Vicente Herrera lo que iba a tener que soportar cuando Mariano Rajoy llegara a La Moncloa. No sospechaba hasta que punto iba a ser cierto aquello de “Al suelo, que vienen los nuestros” y como iba a sufrir en carne propia los desgarradores efectos del “fuego amigo”.


Rajoy, Cospedal y Sáez de Santamaría
 “Cuando yo llegue a La Moncloa, gobernaré como lo hace el PP en Castilla y León”, repetía una y otra vez Rajoy cada vez que venía por aquí en campaña electoral. Y más de un incauto se lo creía, sin saber que esa frase la repetía literalmente en todas las comunidades gobernadas por su partido, incluidas las que presidían personajes tan poco ejemplares como el valenciano Camps o el balear Matas.

No era necesario -ni creo yo recomendable- que la Junta de Castilla y León fuera modelo de nada, pero tampoco era de esperar que Rajoy ningunease de la forma que lo está haciendo a un presidente autonómico que en los peores momentos estuvo de su lado y nunca ha dejado de estarlo, al punto de que se ha atrevido a poner la mano en el fuego por él con ocasión del “caso Bárcenas”, alto riesgo que no han corrido todos los barones y baronesas del PP.

 Lo cierto es que ese ninguneo -que comenzó desde el momento de los nombramientos- no ha remitido con el paso del tiempo. Todo lo contrario: ha ido agudizándose con sucesivos desencuentros, alguno de los cuales sería más propio calificar de “encontronazos”.
 El más reciente se ha producido en torno al anteproyecto de reforma de Administración Local perpetrado por el gobierno Rajoy. Las nefastas consecuencias de ese modelo ya fueron analizadas aquí hace algunas semanas, sin que la Junta apenas se pronunciara más allá de considerarlo “compatible” con su Proyecto de Ordenación Territorial. (En realidad, no solo no lo es, sino que obliga a posponer la tramitación de dicha ley autonómica hasta que se apruebe la reforma estatal).

J.V Herrera y sus dos consejeros predilectos
El hecho es que,  después de tomarse un tiempo, Juan Vicente Herrera ha anunciado “un informe crítico” sobre dicha reforma que, a tenor de lo adelantado el pasado martes en las Cortes, viene a ser una especie de “enmienda a la totalidad”. Y además de ello, la Junta ha solicitado que se convoque una Conferencia Sectorial donde el Ministerio de Hacienda y Administraciones Publicas y las comunidades autónomas aborden sus discrepancias, con lo que  implícitamente se está censurando la falta de consulta previa en la elaboración del anteproyecto.

  Lo anterior viene a constituir el enésimo desencuentro con  Cristobal Montoro, uno de los dos ministros que se han convertido en verdaderas “bestias negras” para la Junta. El mal rollo con el ministro de Hacienda se remonta a aquella abstención que se marcó la Junta en julio de 2012 en  relación con el techo de déficit a fijar a las comunidades autónomas. Aunque posteriormente, tras llamada al orden de Rajoy, Herrera ordenó recular y así lo hizo la consejera de Hacienda,la herida con Montoro ya estaba abierta y nunca se ha restañado.

 Esa tensa relación explica que a continuación la Junta evitara a toda costa el Fondo de Liquidez Autonómica, eludiendo así el control de los “hombres de negro” de Montoro que conllevaba acogerse a dicha financiación. El acuerdo adoptado en un reciente Consejo de Ministros limitando el tope de interés a pagar por la deuda pública emitida ha sido interpretado como una especie de revancha, ya que afecta singularmente a las comunidades que no se acogieron al FLA. “No la consideramos una venganza, pero es razonablemente inoportuna”, ha dicho él ínclito Portavoz de la Junta a propósito de dicha medida.

 Soria y  Montoro, las dos "bestias negras" de la Junta
 La otra “bestia negra” de la Junta sigue siendo el ministro de Industria, José Manuel Soria, quién mantiene su implacable plan de liquidar la minería del carbón. No solo hizo caso omiso a la Junta y mantuvo el recorte del 63 por ciento a las ayudas mineras presupuestadas en 2012, sino que ha terminado bloqueándolas del todo, valiéndose para ello de las deudas contraídas por las empresas con la Seguridad Social. Todo ello sin que Soria y Herrera se hayan visto las caras cuando ya se ha cumplido mas de un año desde que se inició el conflicto.

 Alguien se preguntará cómo es posible que la vicepresidenta Soraya Sáez de Santamaría, tan vinculada a Castilla y León, no haya mediado para reconducir la tensa relación que mantienen Montoro y Soria con la Junta. No es que no haya mediado, es que respalda plenamente la actuación de ambos ministros. Ella es la primera que mantiene una actitud muy distante con Juan Vicente Herrera, con el que libró en su día un duro pulso -resuelto a su favor- sobre el nombramiento de Delegado del Gobierno en la comunidad. El aislamiento de Herrera en Madrid es para hacérselo mirar, ya que su relación con María Dolores de Cospedal tampoco es precisamente fluida.