lunes, 11 de marzo de 2013

¿Operación Benidorm en Ponferrada?

La bomba de relojería había sido colocada en el ayuntamiento de Ponferrada el pasado 25 de febrero, el día del 30 aniversario del Estatuto de Castilla y León. Y no era un artefacto casero fabricado por ningún incontrolado. Había sido supervisado por un artificiero tan acreditado como el Secretario Federal de Organización, Óscar López, quién, sin embargo, no había medido bien el alcance de la carga explosiva, sin calcular que la onda expansiva le iba a alcanzar a él mismo y, lo que es peor, a su comandante en jefe, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Samuel Folgueral y Óscar López
No contaba con que el 8 de marzo, Día de Internacional de la Mujer Trabajadora, media España se fuera a escandalizar al conocer que un socialista, Samuel Folgueral, se alzaba con la Alcaldía ponferradina gracias al voto de Ismael Alvarez, el ex alcalde condenado por acoso sexual en el “caso Nevenka”.

350 militantes y la agrupación local del PSOE de León habían suscrito un manifiesto rechazando esa moción, sin que nadie les hiciera el menor caso. Ni el secretario provincial, Tino Rodriguez, una especie de freke político del que no se conoce otra trayectoria política -¡menudo aval!- que haber sido asesor de José Blanco en el ministerio de Fomento. Ni Julio Villarrubia, quién el mismo día 25 justificó y respaldó públicamente la iniciativa. Ni mucho menos, claro está, Óscar López, el artificiero supervisor. Ante esas críticas internas dentro del PSOE leonés, Folgueral argumentaba en vísperas del 8 de marzo que la moción contaba con el respaldo del aparato provincial, autonómico y federal del partido. Y así era: Rodriguez, Villarrubia y López la avalaban.

Desnortados y sin rumbo desde sus descalabros electorales de 2011, nadie del aparato había reparado en el disparate que suponía pactar con un personaje con los antecedentes de Ismael Álvarez. Para López, un político permanentemente instalado en el corto plazo del mercadeo, el enjuague, el apaño,el trapicheo y la componenda, era uno más de esos infumables pactos perpetrados desde que desembarcó en el PSOE de Castilla y León.


Alfredo Pérez Rubalcaba
El número tres de Ferraz no realizó la pertinente evaluación de riesgos, no calculó que el alma feminista del partido iba a sentirse mancillada, ni tampoco que los críticos a la actual dirección no iban a pasar por alto semejante pifia. No cayó en la cuenta de que podía poner a los pies de los caballos a Rubalcaba, quién hubo de rasgarse farisaicamente las vestiduras al comprobar, a través de las redes sociales, el efecto bomerang de la operación. Y a ver con que cara acudía al día siguiente a “El Gran Debate” de Jordi González en Tele-5, donde tenía comprometida su presencia.

Así que ahí vimos a Óscar López entonar el “mea culpa” como cordero degollado, tratando de salvar a Rubalcaba del “fuego amigo” por él mismo provocado, con declaraciones tan patéticas como las realizadas en la noche del viernes en el programa de Angels Barceló.

¿Y cómo salir del embrollo para salvar la cara a Rubalcaba y al mismo tiempo no soltar la ansiada Alcaldía?  Me temo que repitiendo la jugarreta realizada en el ayuntamiento de Benidorm a raíz de la moción de censura presentada en 2009 por los concejales socialistas con el apoyo de un trásfuga del PP. Como fuera que dicha moción vulneraba el pacto antitrasfuguismo, la dirección federal del PSOE se vió obligada a desautorizarla. ¿Y qué ocurrió? Pues que los doce concejales socialistas (entre ellos la madre de Leire Pajín) abandonaron formalmente la militancia del partido, mantuvieron la moción y pasaron a gobernar el ayuntamiento.

Julio Villarrubia y Tino González
El tiempo demostró que dicho abandono era una pura estratagema para cubrir las apariencias, al punto de que en las siguientes elecciones municipales, las de 2011, el alcalde que supuestamente había dejado el partido, Agustín Navarro, volvió a encabezar la candidatura socialista a la Alcaldía, incluyendo en su lista a cuatro de aquellos mismos concejales. Y mucho me equivoco, o por más que Villarrubia asegure que no se trata de ningún montaje, estamos ante la repetición de esa engañifa. Con Folgueral  y los otros siete escenificando una falsa ruptura similar al famoso “despido diferido con simulación” de Luis Bárcenas.

En todo caso, aun concediéndo el beneficio de la duda de que esa ruptura fuera real, ello no exoneraría de sus responsabilidades políticas a los dirigentes del PSOE que respaldaron una deplorable operación que teóricamente ha dejado al partido sin representación en el ayuntamiento de Ponferrada. Y resulta obvio que el primero que tendría que tomar la puerta de salida es el chamuscado artificiero López. Por supuesto que ni él ni nadie dimitirá. Todos seguirán colaborando activamente con Rubalcaba al cada vez más irreversible descrédito del partido.

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