lunes, 10 de junio de 2013

La semana mas "horribilis" del herrerato

 En el ecuador de la legislatura de los recortes y dos semanas antes del debate sobre el estado de la comunidad, la Junta ha vivido seguramente su semana mas horribilis en los doce años largos que llevamos de “herrerato". "El topillo"se hacía eco el otro día de algunas de las contrariedades sufridas por Juan Vicente Herrera y los suyos (los recortes aplicados por RENFE, la polémica con el ministerio de Agricultura, el nuevo paso hacia el cierre de la central nuclear de Garoña y la sonora dimisión de la directora del MUSAC). Pero el recuento no era ni mucho menos exhaustivo y con su permiso me voy permitir completarlo con algunas otras cuestiones de no menor calado.


 
Juan José Mateos y Juan Vicente Herrera
Para empezar, el presidente de la Junta se desayunaba el lunes con unas 
declaraciones del consejero de Educación al diario “Abc”, en las que Juan José Mateos venía a reconocer negro sobre blanco que los recortes aplicados han colocado al sistema educativo al borde del límite. A diferencia de su colega de Sanidad, Antonio Sáez, que sigue negando los recortes sin pestañear, Mateos admite que la drástica reducción presupuestaria sufrida por su consejería -de 2.224 millones en 2010 a 1802 en 2013- ha comportado grandes sacrificios. “Tengo el convencimiento de que hemos perdido mucho”, ha dicho literalmente, al tiempo que señala como decisión mas dolorosa la de haber tenido que prescindir de unos 700 profesores. “Me ha costado -añade- porque son necesarios”. Declaraciones a mitad de Legislatura propias de un consejero que se considera a sí mismo tan políticamente amortizado que se autodescarta para continuar en el cargo tras las próximas elecciones.

 Así empezaba una semana que iba a tener su punto culminante con el insólito enfrentamiento público entre la consejería de Agricultura y el ministerio del ramo –Silvia Clemente vs. Arias Cañete- sobre los fondos estatales asignados a Castilla y León  para financiar el Programa de Desarrollo Rural. Con Arias Cañete ya había tenido la Junta sus diferencias en asuntos como el nombramiento del presidente de la Confederación Hidrográfica del Duero o la regulación del ibérico, pero los roces no habían llegado a la categoría de encontronazos reservada a sus colegas Cristóbal Montoro y José Manuel Soria. A partir de ahora comparte con éstos el podium de las bestias negras ministeriales de la Junta.

Silvia Clemente y Miguel Arias Cañete
 A tal extremo ha llegado a fricción con Arias Cañete que el presidente de la Junta se ha visto impelido a solicitar el “arbitraje” de la “todovicepresidenta” Soraya Sáenz de Santamaría, con la que no se tenía noticia de que hubiera vuelto a hablar desde que ambos compartieron tribuna de oradores en el congreso del PP de Castilla y León celebrado hace más de un año en Ávila. (Ya he contado en alguna ocasión que, desde que ocupa la vicepresidencia del gobierno, la relación entre Sáenz de Santamaría y Herrera ha sido fría y distante).

 Otra contrariedad -y nada baladí- sufrida la pasada semana por la Junta era el informe del Consejo de Cuentas que eleva nada menos que en 502,8 millones de euros el déficit presupuestario de la comunidad correspondiente al ejercicio de 2010. Aunque la consejería de Hacienda achaca la diferencia a una cuestión de metodología contable, en realidad se trata de “déficit oculto” correspondiente a facturas -principalmente del SACYL- mantenidas en el limbo presupuestario, una practica que el órgano fiscalizador viene detectando en la Junta año tras año desde 2007.
Justo cuando está sobre la mesa la polémica revisión del techo de déficit de las comunidades autónomas, el informe del Consejo de Cuentas pone en entredicho la contabilidad real de la Junta, algo que no habrá sorprendido al ministerio de Hacienda, que con ocasión del plan de pago a proveedores de 2012, pilló a la consejería en el renuncio de haber ocultado 138 millones de déficit.

Y si la consejera de Hacienda, Pilar del Olmo, sufría ese revés, su padrino político, el consejero de la Presidencia, no ha salido precisamente  muy bien parado en la última semana. Su obsesión por sacar adelante contra viento y marea la infumable Ley de Servicios y Ordenación del Territorio ha recibido un torpedo en toda la línea de flotación.
Pilar del Olmo y José Antonio de Santiago-Juárez
 Mientras venía desplegando todas las armas a su alcance para evitar como fuera que el PSOE presente una enmienda a la totalidad de la Ley, se ha encontrado con otra enmienda a la totalidad fuera del Parlamento, la que supone la posición conjunta de los dos sindicatos mayoritarios y de dos de las tres organizaciones agrarias de la comunidad. UGT, CC.OO, la Alianza UPA-COAG y UCCL han manifestado su abierta discrepancia con el Proyecto de Ley en tramitación parlamentaria, exigiendo la reapertura del diálogo si es que se pretende contar con el respaldo de dichas organizaciones.

Ello significa que, a estas alturas de la película, la “ordenación territorial” de la Junta no solo no cuenta con consenso político, sino que tampoco cuenta con consenso social. Y las discrepancias de dichas organizaciones son de de tanto calado como la de reivindicar el reconocimiento de las comarcas naturales y oponerse a la potenciación de las Diputaciones provinciales, esta última una de las piedras angulares del Proyecto de la Junta.

 José Antonio de Santiago-Juárez, a quién los dos alcaldes del Condado de Treviño expresaron el viernes personalmente su deseo de segregarse del territorio de Castilla y León, ha vivido una semana especialmente aciaga. La mano que mueve el diván presidencial ha tenido además ocasión de comprobar que la prepotencia acaba jugando malas pasadas y que el blindaje que le proporciona el uso discrecional de la chequera mediática no le garantiza la inmunidad absoluta que él creía. Veremos si su ego soporta tan severa cura de humildad.

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