jueves, 4 de julio de 2013

Un irrefrenable ataque de cuernos

Desde que mantengo este blog -y entre la anterior etapa y la presente son ya mas seis años- he ido dejado constancia los ruinosos pactos políticos que han ido suscribiendo, uno tras otro, los sucesivos secretarios autonómicos del PSOE, en especial los tres últimos, Ángel Villalba, Óscar López y Julio Villarrubia. La inmensa mayoría de esos acuerdos no han hecho otra cosa que favorecer a la Junta y al PP y debilitar a los propios socialistas, que a través de ellos han compartido fracasos tan clamorosos como el que ha conducido a la liquidación en almoneda de las seis cajas de ahorro con las que contaba la comunidad.



Óscar López
A la vista de tales antecedentes, hace un par de meses, al vislumbrar en el horizonte nuevos pactos, crucé los dedos confiando en que el PSOE no volviera a tropezar por enésima vez en la misma piedra. Se arrastraban las nefastas consecuencias del llamado “pacto de la Coronita” firmado el pasado octubre entre Julio Villarrubia y el presidente de la Junta. A partir de una amnistía fiscal absolutamente opaca, el secretario autonómico había comprometido en barbecho el apoyo socialista a la reducción del llamado “sector público” -diseñada por la Junta como le ha venido en gana- , a la reforma de las instituciones de control, fiscalización y consulta -idem del lienzo- y a la “ordenación territorial” que trataba de perpetrar la consejería de la Presidencia. Todo esto solo unos días después de que la consejería de Sanidad hubiera suprimido las guardias medicas nocturnas en 17 zonas rurales y solo unos días antes de que la Junta presentara los Presupuestos de 2013, que recortaban el gasto social en otros 340 millones de euros.

Así las cosas, la consejería de Presidencia se tomó ese acuerdo como un cheque en blanco y presentó un Proyecto de Ley de Servicios y Ordenación del Territorio que iba mucho más allá de los principios básicos pactados, dando motivo a que los socialistas se desmarcaran y dieran por roto el consenso en la materia, reservándose su derecho a presentar una enmienda a la totalidad. Este desmarque es el que ha obligado a la Junta a abrir una nueva negociación en la que, a cambio de restablecer el consenso en "ordenación territorial", el PSOE ha exigido otras contrapartidas, entre ellas la reposición de las guardias medicas suprimidas el pasado 1 de octubre.

 
Julio Villarrubia
El acuerdo llegaba en una resolución conjunta de populares y socialistas aprobada por el pleno de las Cortes al término del pasado debate sobre el estado de la comunidad. Un texto que, junto a las líneas maestras de la “ordenación territorial”, contempla el restablecimiento de dicha guardias médicas y la reedición en 2014 de un plan de empleo local similar al financiado en 2013 con el importe recaudado (unos 30 millones de euros) por la amnistía fiscal que dio origen al “pacto de la coronita”.

 A juicio del que suscribe, sin constituir ninguna panácea, se trata del mejor acuerdo firmado por el PSOE en los 22 años que lleva gobernando el PP con mayoría absoluta en Castilla y León. Primero, porque el futuro mapa de “unidades básicas de ordenación del territorio” habrá de ser aprobado mediante otra ley con mayoría cualificada de dos tercios, lo que impide que el PP lo imponga unilateralmente. Segundo, porque se apunta el tanto de que la Junta dé marcha atrás en el asunto de los guardias médicas, desautorización incluida del consejero de Sanidad. Y tercero porque, aparte de lo anterior, de creer a “El topillo” (ver “Una contrapartida oculta”), se ha acordado bajo cuerda una ampliación de la subvención de las Cortes a los grupos parlamentarios que alivia la asfixia económica en que se encontraba el PSOE de Castilla y León.

  Lo inaudito ha sido que el secretario autonómico socialista, Julio Villarrubia, en vez de aplaudir con las orejas el acuerdo, ha salido públicamente restándole valor, incluso desmintiendo que el mismo suponga un consenso en torno a la “ordenación territorial. “Soy la única voz autorizada para hablar en nombre del PSOE de Castilla y León·, ha dicho Villarrubia en lo que no cabe interpretar si no como un irrefrenable “ataque de cuernos” ante el logro de Óscar López, quién, en su condición de portavoz parlamentario, ha protagonizado dicho acuerdo.

Ejecutiva autonómica del PSOE sobre el caso Ponferrada
 La reacción de Villarrubia, que implícitamente ha venido a cuestionar un acuerdo suscrito por sus propios procuradores y por el pleno de las Cortes, es de una torpeza supina. En lugar de poner en valor un acuerdo claramente beneficioso para su partido, el secretario autonómico se dedica a echar tierra sobre el mismo. Para una vez que el PSOE de Castilla y León consigue un acuerdo favorable a sus intereses, su máximo responsable lo enturbia y de paso exhibe públicamente el problema interno de la bicefalia.  De aurora boreal… Y vamos a ver si el palentino contiene su despecho o cuestiona la legitimidad del acuerdo en la ejecutiva autonómica a celebrar el próximo lunes, aun a costa de desencadenar una crisis interna de la que él es quien puede salir más trasquilado.

 Si López metió la pata hasta el corvejón en el caso Ponferrada, el que ahora se ha desautorizado a sí mismo es Villarrubia, quien tiene todas las papeletas para pasar a la historia como el primer secretario autonómico del PSOE que no concita el suficiente apoyo interno para ser candidato a la presidencia de la Junta. Y menos teniendo que afrontar un proceso de primarias.