lunes, 30 de septiembre de 2013

Herrera y su calculada ambigüedad


  A la luz de sus hechos y manifestaciones se diría que el presidente de la Junta ha afrontado el otoño político bajo el influjo de dos obsesiones que perturban su delicado ánimo. Una es borrar la imagen de que bajo su mandato los recortes presupuestarios han deteriorado la Sanidad, la Educación, la Dependencia y demás servicios públicos esenciales que presta el gobierno de la comunidad.  
Juan Vicente Herrera no quiere pasar a la historia como el presidente que contribuyó a socavar esos pilares del Estado de Bienestar. Su seguidismo del gobierno Rajoy le ha llevado a traspasar líneas rojas que ahora intenta minimizar, corrigiendo ligeramente algunos excesos -solo algunos- o resistiéndose a secundar nuevas medidas antisociales como el copago de los medicamentos dispensados en los propios hospitales.


Juan Vicente Herrera
  Pero lo cierto es que el parcheo llevado a cabo con el crédito de 277,8 millones de euros obtenido a costa del nuevo techo de déficit apenas va a enjugar una mínima parte del gasto social recortado desde 2011. De ese crédito solo 182,8 millones se destinan a Sanidad (100), Familia (48,5) y Educación (34,3), lo que supone menos de la cuarta parte del montante de 756 millones que suman los recortes acumulados por dichas consejerías en estos tres últimos años. Y veremos si los Presupuestos de la Comunidad para 2014 no contienen nuevos recortes sociales.

 La otra obsesión presidencial es evitar el debate en torno a su posible sucesión. Hasta el final de la legislatura no es el momento de plantear ese asunto, ahora lo único que procede es concentrar todos los esfuerzos en salir de la crisis, ha insistido machaconamente a lo largo de todo el mes de septiembre. Oyendo a sus corifeos se diría que Herrera ha dado un puñetazo en la mesa, parando los pies a quienes andaban conspirando a sus espaldas para sucederle en el trono del colegio de la Asunción sin esperar siquiera a que renuncie expresamente a una nueva reelección.

 Una vez más estamos ante una falacia del entorno político-mediático que rodea y atenaza al presidente de la Junta. Sin perjuicio de las legítimas aspiraciones que puedan existir ante el hipotético caso, lo cierto y verdad es que nadie se ha postulado como eventual candidato a la sucesión. Y que son los interesados en la continuidad del actual presidente los que, aprovechando el “lapsus” de María Dolores de Cospedal el pasado mes de mayo en Salamanca, se han dedicado a agitar el espantajo de la conspiración sucesoria, tratando con ello de perjudicar las opciones del secretario autonómico del PP y alcalde salmantino, Alfonso Fernández Mañueco. Pero ni Mañueco ni nadie se ha postulado.

Dolores de Cospedal y Alfonso Fernández Mañueco
 De otro lado, aparte de que en 2015 cumplirá 14 años en el cargo, si alguien había venido dando pie a que se especulara sobre su sucesión ese ha sido el propio Juan Vicente Herrera. Ya durante la campaña electoral de 2011 confesó en varias entrevistas que él formaba mas parte del pasado que del futuro, dando a entender claramente que era la última vez que se presentaba. Y en febrero de 2012, al término del congreso nacional del PP celebrado en Sevilla, incidió en lo mismo, poniendo entonces en duda incluso la conveniencia de ser reelegido como presidente autonómico del partido. Desde el principio Herrera tenía muy claro que la actual iba a ser su última legislatura al frente de la Junta. Y ello dio pábulo a que el debate sucesorio comenzara a planear sobre el ambiente  (veáse lo publicado aquí al respecto en noviembre pasado: “Las claves de la sucesión”).

¿Ha reconsiderado después el presidente de la Junta esa decisión? Personalmente, no lo creo. Si en 2011 ya estaba dando muestras de fatiga política y aceptó ser candidato casi con resignación, dos años después su estado es de absoluto hartazgo. Acostumbrado a gobernar en años de abundancia, ha tenido que administrar, a golpe de recorte, la escasez, y ello encima con la penitencia añadida de soportar la insensibilidad y el desdén del gobierno de Mariano Rajoy. Todo ello ha convertido su actual mandato en un verdadero calvario.

Javier León de la Riva y José Antonio De Santaigo-Juárez
¿A qué viene dejar ahora en la nebulosa lo de la sucesión? Si se analiza bien, no puede hacer otra cosa que mantener esa calculada ambigüedad. No puede hacer como el inefable alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, sencillamente porque él no quiere volver a presentarse. Pero tampoco puede anunciar que no va a hacerlo porque con ello se autodevaluaría políticamente y además estaría abriendo el melón sucesorio.
 Y todavía hay una tercera razón: Remitiendo su decisión al final de la legislatura, Herrera intenta protegerse de la fuerte presión que ha comenzado a ejercer el aludido entorno político-mediático para forzar su continuidad. Un interesado entorno que lógicamente se va a resistir por todos los medios a perder su desmedida influencia y los jugosos privilegios de que disfruta con el actual inquilino del colegio de la Asunción. Utilizando su influjo sobre el presidente tratará sin duda de doblegar su negativa a volver a presentarse.

Todo ello, claro está, siempre que, llegado el momento, no sea Rajoy el que decida mover ficha y todos tengan que decir amén.

elblogdepedrovicente@gmail.com      30-9-2013