lunes, 2 de diciembre de 2013

CECALE, del marasmo a la deconstrucción

Catorce meses después de que el anterior presidente, el abulense Jesús Terciado, dejara el cargo alegando “motivos de salud”, su sucesor al frente de CECALE, el soriano Santiago Aparicio, ha amenazado con tirar la toalla, en este caso al no considerar suficientemente respaldado el Plan de Viabilidad con el que se pretende salvar el marasmo en que está sumida la patronal de Castilla y León.


Mesonero y Terciado antes de declararse la guerra
 La dimisión de Terciado, ya por entonces presidente también de CEPYME, se produjo en medio de un tormentoso enfrentamiento con el presidente de la patronal salmantina, Juan Antonio Martín Mesonero, quien interpuso una querella criminal acusándole de presunta apropiación indebida por supuesto cobro abusivo de dietas y uso indebido de la tarjeta de crédito. La querella fué archivada y pasó a la historia, no así las  turbulencias internas y una deuda que ha tenido a la organización al borde de un proceso concursal.

 En realidad, CECALE no ha sido nunca otra cosa que la suma de nueve patronales provinciales reunidas en torno a una estructura común sostenida gracias a las subvenciones, directas o indirectas, de la Junta de Castilla y León. Un maná que le permitió durante años vivir por encima de sus posibilidades, al punto de dotarse en plena crisis de una pretenciosa sede que ni necesitaba ni iba a poder sostener tan pronto como los recortes de la Junta mermarán esos ingresos.

 Las reyertas intestinas de la patronal son muy anteriores a la crisis. Que se lo pregunten al veterano empresario palentino Antonio Primo, un tipo sin doblez sometido entre unos y otros -más por unos que otros- a un auténtico calvario. Primo hubo de hacerse cargo interinamente de la presidencia a finales de 2002, al fallecer en accidente de tráfico el segoviano José María Antona, quien solo permaneció un año al frente de la patronal. Creyendo ser un candidato de consenso, se encontró el día de su ratificación con la sorpresa de un voto en blanco mayoritario promovido por cuatro de las nueve patronales provinciales. A partir de ahí CECALE quedó dividida en dos bloques que, aunque llegaron a pactar la alternancia en la presidencia -dos años el salmantino José Luis Martín Aguado y los dos siguientes Jesús Terciado (después reelegido para otro mandato)- fueron siempre irreconciliables. La posterior querella presentada contra Terciado por el sustituto de Martín Aguado en la patronal salmantina indica el caríz de ese enfrentamiento.

Edificio de CECALE inaugurado en 2011
 Ajeno a las pendencias del pasado, Santiago Aparicio accedió a la presidencia confiando en que la insostenible situación económica de la organización propiciaría, si no un cierre de filas, al menos una tregua interna para salir del atolladero. En febrero pasado, todavía en su etapa como presidente en funciones, CECALE se vió obligada a recurrir a una derrama urgente de 60.000 euros aportados por cada patronal provincial para hacer frente a los gastos mas perentorios, al tiempo que acordaba gestionar un crédito de 1,65 millones para financiar la deuda contraida. Eran unas medidas de emergencia previas al Plan de Viabilidad y a la auditoria externa acordadas en la asamblea general que el pasado mes de marzo ratificó a Aparicio en la presidencia.

 Como era de prever, el Plan de Viabilidad contempla nuevos ajustes en una plantilla que ya no es ni la mitad de lo que fue, y reduce al máximo una estructura organizativa limitada a una función institucional, dejando en manos de las patronales provinciales todos los programas operativos que hasta ahora realizaba directamente CECALE. Incluso la propia subvención nominativa de 1.3 millones de euros que recibe de la Junta se va a trasvasar ahora en un 90 por ciento a las patronales provinciales, que antes solamente se repartían un 38,5 por ciento. En contrapartida asumirán de forma alícuota la deuda urgente pendiente de saldar.

 Así las cosas, cuanto todo parecía encauzado, la pasada semana Aparicio se encontró con que las patronales de Valladolid, León y Zamora no aprobaban el Plan. Otra vez una división interna y además por sorpresa que ha devuelto la zozobra a CECALE, pendiente además de sustanciar la auditoria interna, de cuyas conclusiones pueden saltar nuevas chispas. Los fantasmas familiares del pasado han reaparecido y Aparicio ha amenazado con dar un portazo si el consenso no se recompone antes de la asamblea general prevista el día 19.

Santiago Aparicio y Juan Vicente Herrera
Sin embargo, no debe cundir el pánico. Ante el riesgo de que CECALE salte por los aires, la Junta ha decidido intervenir con urgencia para evitar el desastre final. Más que nada por interés propio, ya que sin la pata que representa la patronal se vendría abajo la mesa del Dialogo Social, un instrumento que reporta un gran rédito político al gobierno de Juan Vicente Herrera: A la vez que le permite redimirse parcialmente de los estragos sociales causados por los ajustes y recortes presupuestarios, protege a la Junta de un eventual frente común entre la oposición y los agentes sociales.

 Por ello lo previsible es que Aparicio se vea forzado a seguir al frente de una CECALE capitidisminuida, que saldrá del marasmo reconvertida en una especie de delegación-gestoría de las nueve patronales provinciales. A la postre, un paso más en el proceso de deconstrucción del proyecto común de comunidad en beneficio de unas taifas cada vez más aferradas a sus intereses provincianos.


elblogdepedrovicente@gmail.com    2-12-2013