lunes, 18 de mayo de 2015

Recta final de una campaña frustrante

Como no hay mal que cien años dure, los quince días de campaña electoral, un  suplicio y un insulto a la inteligencia del común de los ciudadanos, enfilan ya su recta final. Atrás ha quedado un fin de semana en el que el Partido Popular ha echado el resto, trayendo a Mariano Rajoy y a José María Aznar, que por primera vez en mucho tiempo están remando en la misma dirección: la de minimizar el descalabro electoral que le espera al partido del gobierno el próximo domingo.


Mariano Rajoy en Burgos
Juan Vicente Herrera, que conoce de primera mano el hartazgo de una buena parte de los burgaleses con su propia gestión, se ha reservado para su circunscripción la única incursión electoral de Rajoy en Castilla y León, como si esa presencia fuera a reportarle a estas alturas un solo voto. Tampoco es casual la comparecencia de Aznar en Ávila, la provincia que en los ochenta le acogió como diputado, al punto de prestarle la sede del partido para cubrir el obligado trámite de su empadronamiento (irregularidad que denunció sin éxito ante los tribunales el antiguo Partido Nacionalista de Castilla y León).

Fruto de aquella estrecha vinculación trabada con Feliciano Blázquez fue la fulgurante carrera política de Ángel Acebes y ha sido el desembarco como diputado “cunero” del actual portavoz de campaña del PP, Pablo Casado, quien ha sido asesor personal y alguna cosa más del ex presidente del gobierno. Sin duda Aznar es el mejor antídoto de que dispone el PP para evitar la fuga de votos por el flanco derecho. Pero ese problema, que lo tuvo cuando irrumpió Vox en las pasadas elecciones europeas, no es el que diezma ahora la cosecha electoral de los populares.

Si algo ha quedado claro a estas alturas de la campaña es que la sangría de votos que sufre el PP tiene como principal beneficiario a Ciudadanos, formación percibida hoy por hoy por el electorado como un partido de centro. Y no parece que el discurso ultraconservador en el que está instalado Aznar sea elmejor apósito para atajar esa hemorragia.
Juan Vicente Herrera y José María Aznar en Ávila

Dentro del fuerte retroceso electoral que, según los sondeos, se llevaría por delante las siete mayorías absolutas de las que dispone el PP en siete capitales de provincia, el resultado pronosticado en Ávila constituiría toda una debacle. Perdería la tercera parte de sus votos, pasando de 14 a 10 concejales, lo que le dejaría a tres de la mayoría absoluta. Y al igual que en el resto de los capitales, es evidente que la mayor parte de esos electores no se han pasado  a Vox, que no rasca bola en ninguna parte, sino al partido de Albert Rivera. En el caso de Ávila la progresión de Ciudadanos es absolutamente espectacular, ya que se convertiría en la segunda fuerza política, con más del 30 por ciento de los votos y 8 o 9 concejales, al beneficiarse a la vez del desplome del PSOE, amén de absorber gran parte del antiguo electorado de UPyD, que en 2011 obtuvo en el consistorio abulense su mejor resultado en una capital de provincia.

 Mientras que en León un quítame allá unas encuestas realizadas en el mes de febrero, Juan Vicente Herrera fulminó al actual alcalde, Emilio Gutiérrez, designando candidato a la alcaldía a Antonio Silván, es evidente que en Ávila el PP ha pecado de exceso de confianza al consentir que Miguel Ángel García Nieto hiciera mutis por el foro del Senado. Para mayor desdicha, el recambio designado, el ex subdelegado del Gobierno, José Luis Rivas, está demostrando tanta insolvencia política como falta del sentido del ridículo.

También es de dudosa eficacia la aportación electoral de José Luis Rodríguez Zapatero y de Alfredo Pérez Rublacaba,  presentes ambos en la campaña de Luis TudancaEl candidato socialista a la presidencia de la Junta está abocado a firmar el peor resultado del PSOE de Castilla y León en unas elecciones autonómicas, pero, tratándose de algo imputable al desgaste general de la franquicia, ello no le incapacitará para seguir al frente del partido y liderar la oposición socialista en la comunidad. No obstante, en su debe personal podrá cargarse, si se confirma, el desplome socialista en Ávila y Zamora, donde ha dejado pudrir el enfrentamiento fraticida que ha desembocado en la escisión del partido en ambas provincias.
Luis Tudanca y José Luis Rodriguez Zapatero
Pese a su retroceso global en la comunidad, los socialistas pueden salvar los muebles en las municipales si las urnas hacen buenos los sondeos que les sitúan cerca de la mayoría absoluta en Soria y como fuerza más votada en Segovia. La reelección de Carlos Martínez y Clara Luquero  al frente de sus respectivas alcaldías supondría todo un bálsamo para el PSOE de Tudanca. Más dudas ofrecen Miranda de Ebro y Medina del Campo, los otros dos municipios de más de 20.000 habitantes con actual gobierno socialista.

También tendría su mérito que IU, además de salvar con José Sarrión su escaño en las Cortes, consiga mejorar su representación municipal, sobreponiéndose a la irrupción de Podemos, que a la postre ha dejado ser el enemigo público número uno del PP para abrirse un hueco en el nuevo mapa básicamente a costa del electorado progresista.
 Por lo demás,  la ausencia de debates, imprescindibles para contrastar tanto los programas como la aptitud y capacidad de los candidatos, ha frustrado las expectativas que había despertado una campaña electoral en la que por primera vez PP y PSOE no son sus únicos protagonistas. Los "emergentes", por su parte, han sido incapaces de aportar frescura y originalidad a una campaña que ha discurrido por los trasnochados derroteros de costumbre.
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