lunes, 13 de junio de 2016

Un sondeo que anima una anodina campaña

 El arranque de la anodina campaña electoral en Castilla y León se ha visto sacudida por el sondeo electoral del CIS, que, en contra de la impresión generalizada, contempla un posible baile de diputados en cinco de las nueve provincias de la comunidad.


 Dicha posibilidad no entraba en ningún cálculo, ni siquiera en el del Partido Popular, que ha diseñado su hoja de ruta electoral dando prioridad a una docena de circunscripciones en las que el último escaño asignado el pasado de diciembre podía estar ahora en juego por un puñado de votos. Ese mapa sombreado en la sede de Génova excluía por completo a Castilla y León, donde el PP daba por hecho que iba a repetir tal cual los 17 escaños, ni uno más ni uno menos, de las anteriores elecciones. La prueba de ello es que Mariano Rajoy, tras sus visitas durante la precampaña a Burgos y Salamanca, no ha incluido esta comunidad en su periplo electoral.

Rocío Blanco
 Y es cierto que según el CIS volvería a sumar 17 escaños, pero distribuidos de otra manera, ya que la pérdida de un diputado por Palencia y de otro por Segovia se vería compensada con sendos escaños en Ávila y Soria. Los dos diputados perdidos por el PP irían a parar a Unidos Podemos, mientras que los dos ganados serían a costa del PSOE, que se quedaría sin representación en esas dos provincias.

Palencia fue una de las cabeceras de lista -la única en Castilla y León- cedida por Podemos a IU con supuestas posibilidades de obtener un escaño. Para ello no bastarían los resultados de diciembre, en los que el PP obtuvo el 40,34, el PSOE el 24,56 y la suma de las candidaturas lideradas por Pablo Iglesias y Alberto Garzón se quedó en un 17,90. Descartado el “sorpasso”, Unidos Podemos tendría que alcanzar el porcentaje suficiente para no ser duplicado por el PP, que a su vez espera arañar parte del 14,16 por ciento que sumó entonces Ciudadanos. En apoyo de este objetivo acude hoy Garzón a Palencia en apoyo de la candidatura que encabeza la ex concejal de IU y abogada laboralista Rocío Blanco.

Pablo Casado
 El caso de Segovia es similar, ya que el PP obtuvo el 39,44 por ciento, el PSOE el 21,53 y la suma Podemos-IU el 18,33. Pero además de un previsible crecimiento a costa de Ciudadanos, que el 20-D consiguió un 17,06 por ciento, a favor de los populares juega el hecho de haberse desprendido del cunero-comisionista Pedro Gómez de la Serna.

 Lo que resulta más inverosímil es lo que augura el CIS en las provincias de Ávila y Soria, donde según el sondeo el PP acapararía todos los diputados -tres y dos, respectivamente- a elegir en ambas circunscripciones.  Para que tal vaticinio se cumpliera en Ávila, el PP, que en diciembre alcanzó un porcentaje del 46,24, tendría que triplicar en votos a todos los demás partidos en liza, algo que parece ciertamente difícil de lograr en el caso del PSOE, que en diciembre rozó el 20 por ciento. Tendría que producirse todo un desplome de Ciudadanos (15,65), y además en beneficio casi exclusivo de la candidatura que encabeza Pablo Casado.

 Y todavía más difícil de creer resulta lo de Soria, donde en diciembre el PP obtuvo el 38,66 por ciento y el PSOE el 23,82. Que el primero duplique seis meses después al segundo requiere un fuerte reajuste electoral especialmente impensable en una provincia en la que los socialistas gobiernan tanto el ayuntamiento de la capital como la Diputación provincial. Estos pronósticos del CIS sobre Ávila y Soria ya figuraron y resultaron completamente fallidos en su sondeo electoral de diciembre.

Jorge Lago
La quinta provincia en la que el CIS apunta un posible trasvase de diputado es Salamanca, donde el 20-D el PP (42,74 por ciento) sumó dos diputados, el PSOE (21,75) uno y Ciudadanos se asignó el cuarto y último de la circunscripción con el 16,85 por ciento de los votos. Los votos sumados entonces por Podemos e IU alcanzaron el 15,59 por ciento, lo que deja abierta la posibilidad de que dicho escaño cambie de destino el 26 de junio.
 Curiosamente, son dos cuneros, el vallisoletano Pablo Yáñez (C´s), y el madrileño Jorge Lago (Unidos Podemos) quienes se disputan ese cuarto escaño salmantino. Mientras el primero ya encabezó la lista en diciembre y aspira a ser reelegido, no se comprende cómo Podemos no ha presentado, tal como había anunciado, un candidato con arraigo y prestigio en la sociedad salmantina, lo que sin duda habría impulsado notablemente sus posibilidades.

  Para Ciudadanos la pérdida del diputado por Salamanca supondría toda una debacle, ya que vería reducida su representación a un escaño por Valladolid  -el único que se da por seguro-, ya que la reducción de 5 a 4 del número de diputados a elegir por León le deja irremisiblemente sin posibilidades de renovar el acta logrado en diciembre por esta provincia. No es casualidad que Albert Rivera haya incluido en su agenda electoral la capital del Tormes.

Pablo Yáñez
 Ciudadanos afronta en Castilla y León una campaña especialmente complicada, ya que tiene a un sector de su electorado molesto con el fallido pacto para la investidura de Pedro Sánchez y a otro no menos decepcionado con el cheque en blanco al PP que ha supuesto la última investidura de Juan Vicente Herrera.

En su sobrevenido afán de desmarcarse como sea de la Junta, el partido naranja ha incurrido en incongruencias como la de no adherirse al Plan de Dinamización de las Cuencas Mineras elaborado en cumplimiento de una enmienda suya a los Presupuestos de la Comunidad, o la de ser el único grupo parlamentario que se abstenido en la convalidación del decreto-ley sobre el polémico Toro de la Vega. La ambigüedad sobre este último ha sido desautorizada por el propio Rivera, quien ha tenido que salir al paso para dejar clara su oposición a dicho festejo.

 No menos comprometido resulta el trance ante el que se encuentra el PSOE de Castilla y León, no tanto por el riesgo -en mi opinión remoto- de quedarse sin diputado por Ávila y Soria, como por la posibilidad de que se vea superado por Unidos Podemos en alguna provincia. Ello no alteraría la distribución de escaños en el Congreso, pero sí en el Senado, donde la segunda fuerza política es la que suele adjudicarse el cuarto senador en cada circunscripción (los tres primeros se corresponden siempre con la fuerza más votada a la Cámara Baja, que volverá a ser el PP en las nueve provincias).

Luis Tudanca, Pedro Sánchez y Óscar Puente
 Como ya se ha comentado aquí, el “sorpasso” es más que previsible en Burgos, donde ya el 20-D el porcentaje de voto socialista (20,71) quedó más de un punto por debajo del 21,75 por ciento que sumaron las candidaturas de Podemos e IU. Tratándose de su circunscripción natural, el revés sería especialmente duro para su secretario general, Luis Tudanca.

Y vista la polarización de la campaña entre el PP y Unidos Podemos, con el consecuente efecto del llamado “voto útil”, el PSOE tampoco puede descuidarse mucho en otras provincias. Particularmente en Valladolid, donde esa extrapolación del voto del 20-D arroja una diferencia inferior a un punto a favor de los socialistas (21,59) con relación al binomio Podemos-IU (20,68). No es casualidad que Burgos fuera la única provincia visitada por Pedro Sánchez  durante la precampaña y que Valladolid sea la única incluida en su ruta electoral. Y razón de más para que, a diferencia de diciembre, el PSOE haya requerido la participación activa en la campaña del alcalde vallisoletano, Óscar Puente, hoy por hoy su activo político más relevante.