jueves, 25 de enero de 2018

De culo y contra el viento

 Si a Joaquín Sabina le sobraban los motivos, a los miles y miles de pacientes (nunca mejor dicho) ciudadanos de Castilla y León que el pasado sábado se dieron cita en Valladolid para clamar contra el creciente e incesante deterioro de nuestra Sanidad Pública les asisten abrumadoras razones. No sé desplazaron desde todos los confines de esta doliente comunidad autónoma para hacerle el juego electoral a la oposición, como torpe y torticeramente se permitieron deslizar el presidente Juan Vicente Herrera, el consejero Antonio Sáez y el portavoz del PP en las Cortes. Raúl de la Hoz, este último subordinado directo del presidente autonómico del PP, Alfonso Fernández Mañueco.


Imagen de la marea sanitaria del pasado sábado
 Ya les gustaría a PSOE, Podemos e IU disponer de capacidad de convocatoria para engendrar una marea como la inundó el sábado la capital vallisoletana, originando, como se veía venir, la mayor respuesta social registrada contra la Junta en los 34 años de historia de esta sufrida comunidad. Los grandes artífices de esa movilización han sido sin duda Herrera y Sáez, por este orden. Es cierto que el actual consejero es el responsable directo de la desastrosa e impúdica gestión de la Sanidad pública de Castilla y León (me ahorro, por cuestión de espacio, el cúmulo de desaguisados que jalonan los seis años y medio que lleva en el cargo).

 Pero Sáez, que con su altivez y prepotencia (le traiciona, como a otros colegas de profesión metidos a políticos, ese complejo de superioridad tan propio entre los psiquiatras) ha contribuido lo suyo a caldear el malestar ciudadano, no es el máximo responsable político. Ese es por derecho propio el todavía presidente de la Junta, que no solo le refrenda en el cargo, sino que es quien, nada mas llegar a la presidencia de la Junta (marzo de 2001), impulsó la política sanitaria que nos ha traído hasta aquí.

El origen de un agujero sideral.-  Los recortes en la asistencia sanitaria aplicados con la coartada de la crisis económica no pueden encubrir el origen del agujero financiero de la Sanidad Pública. Su déficit estructural se remonta al 1 de enero de 2002, fecha en la que siendo consejero de Sanidad el incombustible Carlos Fernández Carriedo, Herrera se pliega al designio del entonces presidente del gobierno, José María Aznar, y acepta deprisa y corriendo el  traspaso del INSALUD a sabiendas de que dicha transferencia llegaba a Castilla y León valorada por debajo de su coste efectivo.

A partir de ahí se origina un agujero que se multiplica exponencialmente desde entonces a causa de un desbocado gasto en "ladrillo hospitalario" (astronómicas e inacabables remodelaciones, con adjudicaciones y reformados generalmente dignos de toda sospecha). Un desbocado gasto que alcanza su máximo exponente en 2006 con la aplicación del modelo semiprivatizador del nuevo Hospital de Burgos, ese pozo sin fondo que retrata a la perfección toda una forma de gobernar que no duda en anteponer los mas espurios intereses privados por delante del interés público.

Carlos Fernández Carriedo y Juan Vicente Herrera
 La desbordante marea sanitaria le ha estallado al PP de Castilla y León en el momento más crítico de los 30 años que lleva gobernando la comunidad autónoma. ¿Puede aguantar su futuro candidato a la presidencia de la Junta, Fernández Mañueco, el desgaste político que supone mantener en el cargo hasta las próximas elecciones autonómicas a un consejero tan nefasto como el de Sanidad? (Como alcalde de Salamanca, donde el tándem formado por Sáez y el inefable gerente del SACYL, Rafael López, llevan años liándolas pardas, Mañueco conoce muy de primera mano el peso de ese lastre).

 Pero al presidente autonómico del PP no le va a quedar más remedio que aguantar, ya que Herrera lo último que va a hacer es dejar caer a algún consejero. Además, dicha destitución no solucionaría el problema de fondo que tiene el PP, que no es otro que el apalancamiento del propio presidente, un “pato cojo” al frente de un gobierno zombi en que el únicamente Juan Carlos Suárez Quiñones (Fomento) y Fernando Rey (Educación) muestran algún signo de vida propia. Y salvo que Rajoy se aplique al caso, algo sumamente difícil dada la magnitud y complejidad de los múltiples  frentes que tiene abiertos, la bicefalia seguirá siendo toda una losa electoral para el PP.

Las Cajas, unos cadáveres mal enterrados.- Para mayor fatalidad, las recientes decisiones judiciales sobre Caja Segovia (apertura de juicio oral por el caso “toma el dinero y corre” de las indemnizaciones millonarias concedidas a un selecto grupo de directivos) y Caja Burgos (la confirmación del encausamiento del que fuera presidente, José María Arribas, por los fallidos créditos autoconcedidos a sus empresas en quiebra) se han interpuesto en el pretendido intento de PP y PSOE de poner sordina a la investigación parlamentaria del expolio y saqueo de las Cajas de ahorro. Una investigación en la que, dicho sea de paso, los primeros que no han dado el nivel han sido sus máximos promotores, Podemos y Ciudadanos, que han incurrido en algunas clamorosas omisiones a la hora de solicitar comparecencias.

 Soto y González celebrando con Rato el nacimiento de Bankia 
 Además de las ausencias ya comentadas por “El topillo” hay que añadir otras no menos incomprensibles, como la de Rodrigo Rato, quien ultimó la absorción de Caja Ávila y Caja Segovia por Bankia, la del ex presidente de la caja abulense y actual senador del PP Sebastián González o la del diputado socialista por Ávila Pedro José Muñoz, lugarteniente de Óscar López e interlocutor directo del desaparecido Tomás Villanueva en la desdichada operación “músculo financiero”.

Y por si fuera poco, esta semana asistiremos a un episodio más de la impostura del PP respecto a la comisión de investigación sobre la Perla Negra & demás pufos asociados. Después de mantener paralizada dicha comisión durante casi dos años, su actual  presidente, el chacinero salmantino Julián Ramos, vuelve a convocarla para seguir bloqueando cualquier comparecencia, incluidas las 40 que en su momento permitió el propio grupo popular. Y para mayor escarnio, con la falaz excusa de que se trata de asuntos que están siendo investigados judicialmente.

Un argumento tramposo donde los haya, admitido el cual no tendría que haber comparecido el citado Rato como compareció recientemente ante la comisión parlamentaria del Congreso. Y que además se contradice con la posición mantenida por el propio grupo popular en la comisión sobre las cajas, en la que ha dado el visto bueno a las comparecencias, entre otros, del mencionado José María Arribas, así como a las de Atilano Soto, ex presidente de la fenecida Caja Segovia, y Agustín González, enterrador de Caja Ávila, amén de la del ex presidente de Caja España, Santos Llamas, todos ellos, los cuatro, empapelados judicialmente.